domingo, 28 de febrero de 2016

Alexitimia

Que te metan el corazón en una lavadora y le den al centrifugado
creo que sería la perfecta definición de alexitimia.
Quedarse mirando el reflejo de unas pupilas y no tener ni idea de si ceder el paso o de querer saltarse todos los semáforos hasta crear un choque contra el iris verde radioactivo de su mirada.
Querer fundir acero con los dedos meñiques de los pies
y arder las vigas de las piernas sin cerillas
sin gas
sin piedras
solo tacto y roce.
Y después de todo el encantamiento
de toda la magia metida en la chistera,
llega el desencanto
el moho y las moscas.
El olor de espera,
desespera ,
escuece
y mierda.
Cierra la herida con gotas de lluvia que el arco iris no va a tardar mucho en salir y tú no puedes seguir con la sonrisa tan rota,
aunque reírse cueste a veces más de lo bebido,
aunque cruzar miradas ahora solo te provoque náuseas y ganas de escupir
aunque los cimientos se hayan doblado
agrietado y podrido.
La incapacidad de distinguir,
te persuade hasta tal punto de encontrarte agarrado a un clavo que aun sin estar ardiendo es lo único a lo que te puedes aferrar,
porque sientes

pero no tienes ni puta idea del que,
y no te puedes sentir único o especial porque tu cabeza este llena de abejorros y mosquitos
porque hay tantas cabezas vacías llenas de salitre
como corazones en modo de espera.
Así que pones a tender al sol el corazón
con pinzas del pelo
y con el moño de ayer por la noche
buscas un respaldo donde guardar los órganos sensoriales para convertirte en una piedra más
que algún día dará chispas
pero de momento solo tropieza.


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