miércoles, 27 de mayo de 2015

Mi primera vez

18-IV-2015

21:30

Santander, concretamente en el Palacio de los Deportes,
o como lo llaman ellos "Cachón".
Las gradas estaban repletas de bombines negros, corazones de colores, y cachis de cerveza,
sobre todo eso,
y es que necesitas tener la garganta preparada porque iba a empezar lo que era para mi,
mi primera vez.
Se apagaron las luces,
enmudeció el público,
solo se oía la batería al compás de nuestras respiraciones ansiosas,
y de repente,
luz,
sonido
y aplausos,
demasiados pocos para el Maestro.
No llegó a recordar la cantidad de lágrimas que derrame al ver sus ojos emocionados a través de las pantallas,
y esa sonrisa picarona y adulta que iluminaba más que cualquier foco.

De un momento a otro,
mis pies cobraron vida propia,
mi vida cobró sentido,
y me convertí en la Magdalena,
en un bar cerrado por derribo,
en una noche pérdida,
-que en realidad solo fue encontrada-
Y otra vez,
todos en silencio,
solo las palabras del Maestro llenaban,
rebosaban,
el estadio,
algún que otro "OLÉ" rompía la musicalidad de las metáforas y vivencias que estaba vomitando Sabina,
pero es que joder,
como no vas a aclamar a un tío que ha toreado tanto la vida.
Sí,
a veces nos sobran los motivos para decir adiós,
pero aquella noche yo solo quería decir Hola,
y saludar a cada uno de los aplausos y gritarles su nombre.
Recuerdo,
sus manos vestidas de calavera y oro,
firmes,
su bombín,
símbolo y bandera de su magia,
y su picardía ,
que hacían de cada canción un número erótico o quizás sentimental,
depende si era la más puta de todas las señoras
o la más señora de todas las putas.
Una noche que bien equivaldría a las 500 que se tarda en olvidar sin contar con los días.
Suelen decir que la primera vez duele,
pero que te engancha,
y así fue,
la despedida fue totalmente amarga, pero para eso están las segundas veces,
para superar las primeras.
Gracias Sabina,
Gracias Pancho,
Gracias Diego,
sin vosotros los amores que matan morirían,
sin vosotros las mentiras no valdrían la pena,
sin vosotros la música actual perdería la poca magia que le queda.



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