23-VI-2014
Un día nublado
Quién cojones diría que ya ha empezado el verano.
Supongo que es la única excusa que tengo para rayarme en
estos días, que están llenos de amigos y fiesta, el cielo gris.
Me ha pillado desprevenida esta lluvia de recuerdos, y he
acabado empapada.
Recuerdo el primer día que empezamos a hablar,
conversaciones estúpidas, pero conectamos de un modo automático, yo sabía
cuando tú estabas mal, y tu sabias cuando yo necesitaba estar bien, polos
opuestos y a la vez tan jodidamente iguales.
Peleábamos por todo y a la vez por casi nada, por si Burgos no merecía la
pena o era tu manera de mirarla, por si el café era para mí algo más que el
simple color que inunda mis ojos, igual que el mar era para ti la firma
perfecta de tu mirada, a veces también discutíamos temas actuales, deportes que
incluso se convirtieron en apuestas
Muchas veces he escrito en tercera persona por miedo, por miedo a darme cuenta
de que era mi historia la que estaba contando… bueno más bien la nuestra.
Me solía llamar ella, un pronombre que me alejaba de todo
esto que hoy me ha dado por recordar, todo esto que un día me sacaba de la
oscuridad y hoy me envuelve en truenos y relámpagos, mi continuo monotema, mi
continua tormenta de verano.
No es que sienta lo mismo que los primeros meses, el tiempo
cambia a la gente y supongo que esta vez no he sido la excepción, claro que te
quiero, es mas a veces me cuestiono como te puedo querer de esta manera tan
abstracta.
Muchos días sueño con despertarme y ver que has sido un
estúpido sueño, un simple olograma del que un día me enamore platónicamente,
pero solo eso , un personaje ficticio de
mis sueños.
Tan lejos y cerca como enero y diciembre, como tu polo y mi
sur.
Supongo que hoy mi corazón escribe sobre ti, pero lo hace de
manera inconsciente, te convertiste en el único que podía y sabía hacerme
escribir, que dibujaba nuestros abrazos antes que dármelos , que me hacía
temblar con tan solo pasar los dedos por su pantalla del iphone.
Hoy eres ese amigo del que escribo, esa persona de la que me
enamore un día, y hoy sigo dando gracias por tenerla a mi lado, porque se quede
un rato más por las noches, por seguir haciéndome reír, por seguir siendo el
mismo capullo que me anima cuando más lo necesito.